La Policía apretó los controles, y los vecinos regresaron a sus hogares

El presidente Alberto Fernández había dispuesto un “aislamiento social, preventivo y obligatorio” en todo el país, desde la medianoche de este viernes 20 y hasta el 31 de marzo, en una medida destinada mitigar la expansión del coronavirus (COVID-19).
El Presidente aclaró que los ciudadanos solo tendrán permiso para salir de sus casas a “hacer lo necesario para su vida habitual”, como las compras de alimentos en comercios de proximidad y productos de farmacia.
Pero el debut de la medida mostró a Formosa, en sus primeras horas atravesadas por la luz solar, con pocos cambios, respecto de las jornadas anteriores: las calles lucían muy transitadas por automóviles y motocicletas, y los espacios verdes, como los locales comerciales, y los cajeros bancarios eran visitados por muchos vecinos, al mismo tiempo, formando largas colas, en varios casos. Algunos esporádicos controles callejeros, con policías observando el paso de autos y motos, no alcanzaron a demostrar que la medida nacional se estaba cumpliendo, pero, por sobre todo, que la sociedad no estaba acatando el protocolo contra el coronavirus.
No obstante, antes del mediodía, todo cambió. La Policía incrementó sus controles callejeros y comerciales, y los interrogatorios comenzaron a tener un tono más imperativo; también se labraron actas para formalizar el incumplimiento del decreto presidencial. El escenario vario bruscamente. Sobre el mediodía, la ciudad se mostró mucho menos concurrida.