¿DE QUE LADO ESTAS, CATO?



El domingo no fue uno más para esforzados trabajadores municipales de Fontana: el coronavirus y las cansadoras restricciones que impusieron los miembros del Consejo de Atención Integral de la Emergencia Covid-19 fueron anuladas por el intendente Juan Carlos Cato Jacquemin, para que la celebración sea completa.
Vistiendo sus mejores galas, los municipales fueron llegando y acomodándose en torno a bien servidas mesas, disfrutando del diálogo del momento en compañía de los compañeros de siempre, armonizando los actos con besos, abrazos, apretón de manos, y la ausencia completa de barbijos, y todos los requerimientos que tanto custodia y refriega el gobernador Insfran. No hubo ningún protocolo contra el coronavirus en la fiesta de los municipales de Fontana.
Jacquemin es un conocido defensor y seguidor del gobernador Insfran, pero su comportamiento frecuentemente marca una notable incoherencia: muchos de sus actos lo muestran en una vereda muy alejada de la que usa el viejo caudillo provincial para bajar su línea política.
La fiesta de los municipales confirmó como maneja sus cosas Cato, y reafirmó su ideario feudal, en el cual la única ley es la que el impone, y todo lo demás deben rendirle pleitesía, incluida la Policìa provincial que nada dijo ni hizo para impedir una brutal violación del protocolo sanitario que tanto custodia el Gobierno provincial.
Se trata de un autodeclarado hombre del gobernador, al que poco y nada le importó generar materia prima para que los medios nacionales construyan verdades tan profundas como lamentables, que ningún discurso podrá derribar.
El ministro de Gobierno, Jorge González, y primerísima cara del Consejo de Atención Integral de la Emergencia Covid-19 supo detalles de la reunión dominguera en Fontana, pero no ordenó la correspondiente denuncia por la violación del riguroso protocolo.
Tampoco se ordenó a REFSA que corte la luz, ni se pidió al juez de turno una orden de allanamiento, como si se hace, principalmente, los fines de semana en todo el territorio para cortar reuniones sociales de cientos de abúlicos formoseños que no logran comulgar con la nueva realidad.