LA MANO DURA DE GILDO

LOCALES 14 de diciembre de 2020 Por DE B/REDACCION
A poco menos de ocho meses de la salida de José Luis Decima del Ministerio de Desarrollo Humano, trascendieron cifras extraoficiales que revelan los dramáticos efectos del cambio de mando en el Hospital de Alta Complejidad, muy valorados porque fueron logrados con el recurso humano y profesional formados en los últimos años en el propio establecimiento sanitario. En un año, la reducción de costos operativos en casos complejos se redujo estrepitosamente.

A finales de diciembre, vencen los contratos de Guillermo Bortman, director de Trasplantes y Unidad de Cardiología y Cirugía Cardiovascular Hospital de Alta, y Antonio Piazza, reconocido cardiólogo integrado a la misma área e identificado como principalísimo actor en las intervenciones cardiovasculares del establecimiento. 
En mayo de 2017, este medio reveló que el entonces ministro de Desarrollo Humano, José Luis Decima, era propietario de la firma Equipalmed, con CUIT 30-71052906-6, inscripta el 5 de febrero de 2002 en la Ciudad Autónoma Buenos Aires, con la que le prestaba servicios de diálisis a cientos de enfermos renales que asisten a hospitales públicos de Formosa. Se trataba de una sociedad compartida con los doctores Guillermo Bortman y Ramón Antonio Piazza. El primero es un groso, si se lo mide por su formación académica: director de Trasplantes y Unidad de Cardiología y Cirugía Cardiovascular Hospital de Alta Complejidad “Juan Domingo Perón” de Formosa y jefe y director de innumerables servicios del Sanatorio Trinidad Mitre de la Capital Federal. Sin embargo, adquirió gran popularidad como director médico del Club Atlético Boca Juniors. Su currículo como su formación de grado y especializaciones son tan extensas como extraordinarias. 
Decima controlaba política y administrativamente varias áreas del Estado provincial, entre ellas el Hospital de Alta Complejidad y Laformed, para lo cual, disponía de una red de hábiles colaboradores.
No obstante, el negocio se extendía al corazón mismo del HAC, justamente donde se hacían las ablaciones y trasplantes, generando millonarios dividendos a los médicos encargados de los procedimientos, para lo cual la figura de Decima, y la confianza que despertaba en el propio Gildo Insfran resultaban determinantes.
Bortman y Piazza venían frecuentemente a Formosa a realizar su arte médico, pero arrancándole un pedazo enorme a las limitadas arcas públicas formoseñas. Pocos pueden estar en contra de la cantidad de dinero, si el resultado es la vida misma; pero cuando los montos no guardan relación con lo que la actual administración ha logrado, los reproches adquieren un enorme valor.
En las últimas horas, Bortman presentó su renuncia al HAC, en un claro gesto que demuestra su hartazgo con los cambios, y, probablemente también, con el fin anticipado de un millonario negocio armado con Decima, y sostenido con los recursos del erario formoseño. Es que, entre las restricciones por la pandemia, y la decisión adoptada en los más altos niveles del poder político para reducir los costos operativos, la presencia de los médicos se tornó prácticamente inviable en Formosa.
En 2019, entre Bortman y Piazza hicieron unas 62 cirugías cardiovasculares complejas, mientras que este año, en cinco meses, el número de intervenciones se redujo a 50, pero ejecutadas con el recurso humano formado en los casi diez años que los especialistas porteños operaron en Formosa.
Los costos actuales para atender a ese medio centenar de pacientes ascendió a 320 mil pesos, destinados principalmente al traslado de dos anestesistas venidos de Corrientes.
Anteriormente, por cada presencia del equipo de especialistas, el Gobierno provincial debía hacer frente al pago ocho profesionales, incluyendo los pasajes aéreos, alojamientos, viáticos para comidas y movimientos. En 2019, ese movimiento representó 9 millones de pesos para las arcas públicas; una diferencia estrepitosa.
“El 80 % fueron cirugías de urgencias y casos muy complejos; todos ellos con resultados satisfactorios”, describió un médico del Alta Complejidad, muy cercano al manejo de las intervenciones y de las finanzas.
No obstante, la salida de Bortman y Piazza abre un interrogante duro para el futuro inmediato respecto de los trasplantes, una actividad clave dentro del Hopistal de Alta Complejidad, al que el Gobierno provincial insistentemente uso como caballito de batallas en todas las lides políticas que le tocó intervenir.
Gildo debe designar al nuevo ministro del área sanitaria, pero por ahora algunos de sus colaboradores dan muestras de gran aptitud en dependencias claves, en medio de un escenario complejo e interminable.

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