Jóvenes de Formosa Libre lanzaron la invitación para las 18, pero mucho antes todas las esquinas con calles que desembocan en la plaza San Martín, aparecieron patrulladas con decenas de policías; un mensaje tan categórico como frecuente de una política institucional que basa su administración en el temor y el hostigamiento.
Muchos vecinos que pasaban por la zona fueron interceptados por los efectivos, quienes pedían la identificación, amparados en un resolutorio policial, con lo que violaban impunemente uno de los preceptos más básicos de la Constitución, lo que resume la calidad democrática formoseña.
“Desde que comenzó la pandemia, el gobierno optó por combatir el virus con la Policía, restringiendo las libertades; más de 45000 personas perdieron sus trabajos, mermó la economía y aumentó la pobreza y los abusos del Estado, por eso, cansados de los atropellos y arbitrariedades, pretendíamos reclamar”, dijeron miembros de Formosa Libre que vieron frustradas sus intenciones esta tarde.
La justificación oficial de proteger la vida por encima de cualquier otro objetivo, hace tiempo comenzó a chocar contra los intereses de miles de formoseños que tienen otros ideales, estimulados por lo que se vive en otros lugares del país, donde los números de la pandemia son ostensiblemente peores a los de Formosa.
La determinación de quedarse en casa como método exclusivo para combatir al Covid-19, generó un estado generalizado de rechazo y malestar. 
El Gobierno provincial parece creer que todos los formoseños tienen un salario vitalicio, y que pueden esperar el fin del mal haciendo una vida ociosa en el hogar. La realidad es bien distinta, y golpea a miles de formoseños que necesitan trabajar día a día para sobrevivir, son los mismos que hace tiempo entendieron que existe una nueva realidad, cruzada por el barbijo, la distancia social, los protocolos para cada actividad, y, en definitiva, que de la responsabilidad individual depende la posibilidad de contraer el virus.