En el HAC, apretan con los contratos, apañados por una administración que se hunde en la incapacidad



“Soy personal del Alta; quiero quejarme de Bareiro, anda subido a un caballo, y sigue amenazando con nuestro contrato. Urday igual o peor anda”, escribió uno de los muchos empleados de la clínica pública, emulando la conducta de decenas de compañeros que se contactan con este medio para caer en lo mismo, casi siempre: reproches feroces contra los tres directores, y, por decanto, una administradora incapaz de revertir el cuadro, hundiendo en la precariedad a los altos servicios que ahí deben brindarse.
Los chismes, dimes y diretes, y la exposición de situaciones que se generan entre sábanas, o sobre escritorios y camillas son constantes; provienen de distintas voces, pero las descripciones son tan coincidentes que resulta inevitable darles mucho crédito. Y el periodismo también se nutre de los indicios, y como en el Derecho Penal, acá también constituyen prueba.
Muchos comentan como al paso que Bareiro tiene una relación con una secretaria, a quien “le complace todo, al resto destrata”, mientras que sobre al otro director Urday vinculan con una instrumentista. Cada uno es propietario de sus actos privados, pero cuando ellos no van acompañados de decoro y se producen en un ámbito público, la incumbencia es distinta. Y no está bien, ni cae bien.
.
PNGT Pero, en los últimos días, lo que pasó a ser frecuente, generando rechazo y malestar es un verdadero plan de amenazas contra médicos y enfermeros para que vayan al operativo Por Nuestra Gente Todo. “Si no van, aprietan con hacer uso de la lapicera el 31 de diciembre”, contextualiza un clínico, quien se mostró “podrido de las persecuciones, del trato ordinario, y la falta de preparación para ocupar el cargo que ocupan”.
“Los ingenieros y constructores que están modificando sus oficinas encontraron preservativos cargados de semen; usan las oficinas para hacer sus cosas”, revelo, recargado de bronca.
“Bareiro sigue amenazando y maltratando al personal de secretarios y administrativos; dice que Gildo sabe quién es él, y que nadie lo va a echar. Con Urday forman la dupla persecutoria al personal, un viejo acosador”, embistió el profesional.
“Fíjese que Bareiro le faltó el respeto al padre de una médica de la institución que la trajo a trabajar; mientras el otro, en quirófano, sigue amenazando y haciendo de las suyas, apañado de la contadora, la otra directora”, narró.
“El personal del Alta Complejidad, sobre todo médicos y enfermeros está convencidos que no van a votar al oficialismo el año que viene año electoral por todas estas cuestiones”, planteó.
“Le pedimos al gobernador que vuelvan Prochasko y Paula Ramírez, ellos no amenazaban, ni matoneaban como Bareiro y Urday.
No ingresan trabajadores hace tres años acá, estamos todos sobrecargados de trabajo, mientras ellos se pasean en sus autos lujosos”, amplió el profesional.
La administradora sabe muy bien esto; no hace nada, o no le importa, o carece de poder para parar tanto descontrol; a ella le consta que hay sobre explotación de trabajadores, del mismo modo que le consta todo lo que venimos denunciando”, sostuvo.