En los últimos días, el funcionario organizó una campaña ofreciendo un fertilizante para mejorar el rendimiento de los cultivos, para lo cual promovió una supuesta acción solidaria por el valor del producto; sin embargo, en un comercio del pueblo, la misma bolsa de 50 kilos que el funcionario promovía a 9.700 pesos, se vende a casi 700 pesos menos.
La movida del funcionario rápidamente quedó desarmada, por una reacción de dirigentes de la Federación Agraria del pueblo, quienes alertaron las diferencias.
Murdoch, como es habitual, se molestó, y por las redes escupió todo tipo de blasfemias, incapaz de asumir la frustración de su emprendimiento, y recurriendo al rebuscado objetivo político de la oposición.
Con la cola entre las piernas, convocó a quienes se inscribieron en la Comuna para adquirir las bolsas, y les devolvió la diferencia de dinero, masticando por lo bajo, y con el rostro colorado y endurecido; no de vergüenza, precisamente.
Por otro lado, trascendió que la empresa del intendente gildista molestó en el quinto piso, desde donde le hicieron saber el enorme desagrado que generó un emprendimiento de estas características, motivado, aparentemente, por el dinero que por estas horas aún conservan los productores, tras cobrar un dinerillo de la emergencia económica.